El Altar a la Patria del Monseñor y el concepto Patria de nuestros verdaderos próceres
24.04.2013 18:33
El Altar a la Patria del Monseñor y el concepto Patria de nuestros verdaderos próceres
Don Pedro Albizu Campos, Eugenio María de Hostos y Luis Muñoz Marín tenían un alto concepto de lo que la palabra Patria significaba. Después de todo, son los tres puertorriqueños más importantes y emblemáticos de nuestra nación.
Según don Pedro, ‘’La Patria era Valor y Sacrificio, había que amarla y adorarla como una diosa’’. Pensaba que ‘’la última partícula de nuestro suelo es cosa sagrada y no podíamos permitir que manos extrañas la profanen’’.
Para Muñoz Marín en su descripción poética nos cuenta que ‘’ La patria tiene el paisaje que amamos, sus colores y las estaciones, el olor de su tierra que humedece su lluvia, la voz de sus aguas de quebrada, ); sus frutos y canciones y formas de trabajo y de fiesta, pero, por sobre todo, su gente: el pueblo, la vida, el tono, las costumbres …’’
Hostos explicaba ‘’que no habría patria si nos quitan el derecho de servirla, si la entregan a los que la desdeñan, si nos niegan posesión de lo nuestro’’
Patria, se ha convertido en una mala palabra para aquellos que en su ciega y estúpida obsesión asimilista nos quiere convertir en yanquis de una manera o de la otra (hablo de los políticos no de los ciudadanos comunes y corrientes). Atacan reiteradamente el concepto porque después de 115 años de intervención militar de nuestro país, el gringo y los pitiyanquis que les apoyan no han podido, ni lograrán asimilarnos. Está probado hasta la saciedad que no es tan fácil consumar la agenda y los designios americanizantes que se trazaron a principios del siglo XX.
Por esta y otras razones atacan la gesta del Monseñor Roberto González Nieves de nominar una de las capillas de la catedral de San Juan como el ‘’Altar de la Patria’’. La mera utilización del vocablo Patria es ya pecado, sacrilegio, herejía, una intervención política en asuntos de la Iglesia. Al menos esa es la concepción de Melinda Romero, hija del autor intelectual de los asesinatos en el Cerro Maravilla.
Ya el Vaticano ordenó, después de las querellas de esta ex senadora que el Monseñor no puede nombrar alguna capilla con ese nombre o utilizarla como tumba para los restos del primer obispo boricua Juan Alejo de Arizmendi y del primer diputado de la Isla en las Cortes de Cádiz, en España, Ramón Power y Giralt. El Monseñor deberá mover su patriótico altar a otro lugar.
Piensan los anexionistas que con este tipo de actuación adelantan en algo su causa. Sólo nos muestran su parte más patética, niegan cualquier vínculo a su puertorriqueñidad, y por el otro lado defienden y desean fanaticamente unirse a una nación que no los acepta. Ahí estan los 115 años de colonialismo norteamericano que sustentan la no aceptación. Además de una serie de desmanes como la Masacre de Ponce, el experimentar con anticonceptivos en nuestra población agregándolos al agua potable, la experimentación con defoliadores como el Agente Naranja y Blanco en el Yunque por el Pentágono y experimentos con radiacion nuclear para identificar sus efectos en la flora y fauna del lugar. Apátridas de nacionalidad y espíritu, no son puertorriqueños y tampoco americanos. Un híbrido creado por el afan intervencionista y de poder del imperialismo norteamericano. Cualquier evento que signifique reafirmación de identidad y reafirmación nacional es objeto de burla, queja y crítica…
!Qué abismal diferencia entre el pensamiento de Albizu, Marín y Hostos!